Los 54 años de historia de una institución dan para mucho. En el más de medio siglo que el Colegio Mayor Mendel lleva alojando y formando a estudiantes universitarios hemos vivido muchas alegrías y también algunos tropiezos. Como no puede ser de otra manera, nos han servido de aprendizaje para reflexionar y cambiar, llegando así al lugar donde nos encontramos hoy. Porque el Mendel es mucho más que ese edificio imponente que se ve desde casi toda Ciudad Universitaria. Es un lugar en el que se vive intensamente, se comparten tiempo y proyectos, se utilizan los errores para coger impulso para avanzar y construir juntos cada día con nuestras ideas y motivaciones un mejor Colegio Mayor.
Las novatadas han sido en los últimos años una de esas duras realidades en el camino con la que hemos tenido que trabajar. Arraigadas durante mucho tiempo en la cultura universitaria, fuimos conscientes de que un verdadero cambio no se produciría únicamente aplicando medidas correctivas y sancionadoras (por supuesto, necesarias). Se requería de un proceso de reflexión y transformación de la cultura colegial. Hace años que recogimos en nuestro reglamento una política de tolerancia cero del Colegio Mayor en todo lo relacionado con las novatadas. A partir de ahí comenzamos el verdadero trabajo, porque como la experiencia nos ha demostrado, hacerlo realidad fue un poco más difícil que plasmarlo en un reglamento.
No dudamos en “invitar” a aquellos que seguían aferrados a una tradición que desde hace tiempo era inmoral y salvaje a buscar otro lugar. Éste no era el suyo. No dudamos en invertir tiempo, energías y recursos en aportar alternativas durante todo el mes de septiembre que convencieran a crédulos y escépticos de que había otra manera de integrarse: convivencias en el Colegio, en Navacerrada, actividades por todo Madrid, ocio, cultura y diversión. Tampoco dudamos en formarnos y en trasladar esta formación a todos los residentes y sus familias en conceptos como toma de decisiones, presión grupal, pertenencia y límites. Ni dudamos en apoyar cada iniciativa que fomentase una integración libre, sana y respetuosa.
Y funcionó. Cada curso disminuía drásticamente el número de colegiales que se planteaban participar en las novatadas y aumentaban las solicitudes de personas interesadas en un modelo que planteara una integración como la que llevábamos a cabo. Hasta su desaparición completa.
Encuesta a la comunidad colegial sobre las novatadas
Nos faltaba lo más importante, el refrendo explícito de la comunidad colegial a este cambio de cultura. Constatar que, efectivamente, en este barco viajábamos todos. Por ello, el pasado 20 de octubre realizamos una encuesta anónima para, entre otros aspectos, conocer la opinión de los colegiales respecto a este tema.
La encuesta se componía de seis preguntas y ha sido respondida por 201 de nuestros estudiantes de grado (el 89,7%). En lo que respecta a las novatadas, se formularon las siguientes preguntas:
En ambas cuestiones los resultados han sido muy positivos. Una abrumadora mayoría se muestra contraria a las novatadas y a favor de un Colegio Mayor en el que la integración de los nuevos colegiales no se realice a través de estas prácticas.
El trabajo de todos estos años, la realidad que vivimos durante los últimos periodos de integración y los resultados de esta encuesta, no nos pueden llevar más que a afirmar, posicionarnos y mostrarnos como un Colegio Mayor libre de novatadas. Porque observamos cómo el hecho de no tener novatadas se ha convertido en un valor diferencial para nuestros colegiales, del que están orgullosos y creen que marca un mejor modo de vivir la experiencia universitaria.
Por nuestra parte, seguimos adelante aún con mayor compromiso y motivación con una línea de trabajo en la que tenemos plena confianza. Conscientes de que no siempre se recoge lo sembrado a la velocidad que nos gustaría, pero convencidos de que, como institución educativa, no debemos cejar en el empeño de seguir trabajando en aquello que creemos va a contribuir a formar personas que hagan nuestra sociedad más libre y justa.